Teoría social de Internet y las nuevas tecnologíasTeoría social de las nuevas tecnologías 2015/16

¿Realidad política aumentada? Los límites de la ciberpolítica y la fragilización de las relaciones sociales

Publicado el

27.10.2015 – 18:00h
Lugar: Cantina Medialab Prado (Madrid) (planta baja)

En esta sesión, el profesor César Rendueles analizará la capacidad de la tecnología digital para convertir violentos enfrentamientos políticos entre intereses opuestos en un espejismo consensual.

Una de las mayores fuentes de unanimidad entre un espectro de fuerzas políticas cada vez más amplio es la convicción de que las tecnologías de la comunicación contemporáneas son cruciales para solucionar toda clase de problemas sociales, económicos, personales o ecológicos. Se ha convertido en un lugar común la idea de que la propia arquitectura distribuida de Internet conlleva importantes potencialidades democratizadoras y de desarollo económico.

En realidad, el impacto real de las tecnologías en las prácticas políticas y económicas empíricas es mucho menos evidente de lo que la ideología internetcentrista da a entender y, aún más importante, el consenso tecnopolítico tiende a ocultar conflictos importantes relacionados con la clase social, el género o la etnia. Esta sesión está dedicada a analizar críticamente la “hipótesis ciberpolítica”, es decir, el conjunto de argumentaciones que postulan que la aparición del campo digital genera, necesaria y espontáneamente, un incremento de la actividad política y una mejora de la calidad democrática.

> Lecturas recomentadas

 

Desarrollo de la sesión

El autor propone un análisis de los límites de la tecnopolítica a la luz de la centralidad total que ha adquirido la relación entre tecnología y política en las últimas décadas. Sin restar importancia al papel central que internet puede llegar a tener en la movilización política, a lo largo de toda la sesión se trata de analizar históricamente las diferentes corrientes teóricas que se aplicaron al emerger de “la tecnología”, la efectiva eficacia de la tecnopolítica en su vinculación con una supuesta mayor “potencialidad democratizadora” y la conexión última que ese concepto puede tener con la “lógica mercantilizadora”.

Partimos de la constatación de la centralidad de la tecnopolítica en el momento actual. Sin embargo sus inicios no son recientes, dado que la política tecnológica surge en la intersección entre determinismo tecnológico y materialismo histórico. Actualmente la tecnología de la comunicación empieza a configurarse como un campo de batalla político donde todos se vuelven deterministas tecnológicos. Es el inicio del Ciberfetichismo como revival del idealismo kantiano: una fascinación acrítica por ciertos tipos de tecnología. En este sentido, César subraya cómo el determinismo tecnológico contemporáneo es radicalmente diferente al determinismo histórico clásico (Marx) al identificar la tecnología contemporánea como esencialmente post-política, además de una fuente de transformación social emancipadora (el mismo pensamiento de la corriente filosóficas de los idealistas alemanes). Esa nueva lógica se configura como colaborativa y con carácter viral y expansivo (hasta llegar a plantear una intervención política real).

Las limitaciones de ese enfoque son varias e involucran un conjunto de factores que van mucho más allá del mero análisis del potencial de la intervención de la tecnología digital:

  • Las esperanzas tecnocentristas/ciberoptimistas sitúan el desarrollo político de la tecnología digital como un nuevo “El Dorado” de la posibilidad tecnológica. Es necesario cuestionar la afirmación eufórica de lo digital como la oportunidad de democratizar realmente la política (a través del establecimiento de un espacio político «agrandado»). La sobrevaloración de los medios de comunicación digital a nivel político en España genera una ilusión de participación que no corresponde a la realidad. El perfil del usuario político intensivo de internet es joven, urbano, abstencionista (según una encuesta de El Diario.es el 51,6% de los jóvenes más activos en las redes sociales tiene entre 18 y 30 años).
  • Urbanización de la teoría de la acción comunicativa habermasiana. En la tecnopolítica se extrapola la teoría de Habermas sobre “la acción comunicativa” utilizándola en un contexto muy diferente a aquel al cual se dirigía ese autor. Se tiende a interpretar el espacio digital como la materialización de una “comunidad de habla habermasiana”: una arquitectura distribuida de internet que supone un avance hacia la coacción de los medios de masas tradicionales. Se interpreta como un retorno a la esfera pública original tal como la interpreta ese autor. Pero Habermas rechaza esa analogía, para él la red es una fuerza centrífuga y no comparte el pensamiento que en la arquitectura del cambio de la información se genere un espacio ideal de debate masivo.
  • La tecnología de la comunicación utiliza conceptos afines a la teoría neoliberal y a la doctrina neoclásica. Según autores como Friedman o Keynes, el mercado permite reducir las necesidades de intervención democrática. Los dispositivos sociales generan consensos sin necesidad de debate son exclusivos de las áreas agrupadas por el mercado. Las redes sociales emergen como una especie de reformulaciones amables de un ideal extra-político (neoliberal). Lo que se procura es extender al máximo esos lugares de minimización. Bajo esta perspectiva, se considera que el orden social no exige coordinación: los individuos con vistos como un conjunto de preferencias episódicas, ahistóricas e irreversibles. El sujeto, así como el conocimiento, son concebidos como elementos puramente fragmentarios. El límite de ese enfoque reside en el hecho que no se puede pensar que la tecnología de la comunicación cree una instancia superior a la subjetividad. Asimismo, la idea de las puras preferencias y que somos individuos vacíos es completamente falsa.
  • La tecnopolítica como individualismo expresivo. Analizando la declinación del efecto del mercado en nuestras vidas Robert Bella distingue entre individualismo posesivo y expresivo. El primero pertenece al ser racional presente en la sociedad capitalista del desarrollo, que participa totalmente en el mercado y sus lógicas. El segundo es proprio de los individuos del mundo contemporáneo que persiguen un ideal de autodescubrimiento. Sigue rigiendo una lógica de autoconocimiento en términos de sacar beneficios y créditos. Límite: la condición de posibilidad de ese individualismo-egoísmo de segundo grado no son concebidas como compromisos si no como una preferencia. Actualmente es muy presente el individualismo expresivo en la cooperación en la red. Los efectos destructivos de esa lógica son claros: crean una falsa conciencia muy perniciosa, convierte las nuestras vidas precarizadas en algo milagroso. La mercantilización es compatible con una sensación subjetiva de compromiso con los demás y de bienestar ético.

Conclusiones

Las similitudes de los procesos tecnopolíticos hegemónicos y la deliberación política de los procesos mercantilizadores se podría superar implementando un mayor grado de institucionalidad en la primera. Lo que le falta a la tecnopolítica es mayor institucionalidad puesto que hay una incompatibilidad entre los procesos de destrucción masiva (y el debilitamiento individual) y la posibilidad de fortalecimiento de las instituciones.

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Video de la sesión